Probablemente hayas padecido de acné durante alguna etapa de tu vida, ya sea en la adolescencia o incluso después de adulto(a). Aunque el acné aparece normalmente en la pubertad, en algunos casos puede mantenerse en el tiempo, o aparecer más adelante. Por lo tanto, este no es sólo un problema de la piel adolescente, y los productos para tratarlo en cada caso son diferentes.
¿Qué es el acné?
El acné es una enfermedad de la piel relacionada con cambios hormonales que inducen una estimulación de las glándulas sebáceas. Esto hace que se produzca un exceso de grasa que conjuntamente con las células muertas de la piel, provocan la obstrucción de los folículos pilosos. Dicha obstrucción hace que aparezcan las espinillas y puntos negros, que son los primeros síntomas y los únicos en los casos más leves.
Sin embargo, en muchos casos, la acumulación de sebo favorece la infección por bacterias propias de la piel, provocando una respuesta inflamatoria. Cuando la inflamación es mayor conduce a la formación de granos o comedones, e incluso quistes, muy frecuentes durante la adolescencia. En casos más graves, cuando la inflamación ocurre a nivel más profundo e involucra varios folículos pilosos, pueden formarse nódulos que tienden a dejar cicatrices. Las lesiones del acné, aparecen fundamentalmente en la cara, aunque también son frecuentes en la espalda e incluso, aunque más raro, en las extremidades.
Higiene e hidratación en el tratamiento del acné
Como hemos visto anteriormente el acné es un problema hormonal, por lo tanto, no es posible evitarlo. No obstante, puedes controlar su aparición, siguiendo una adecuada rutina de higiene e hidratación.
El aspecto más importante que debes tener en cuenta para controlar el acné es llevar a cabo una correcta higiene. Es súper importante elegir productos de limpieza específicos, que no provoquen exceso de grasa y libres de detergentes que resecan demasiado la piel. Mantener la piel limpia te ayudará a eliminar las células muertas y evitar la infección por la proliferación de bacterias. Para ello, limpia tu piel mañana y noche con el producto elegido, haciendo movimientos suaves y circulares, sin frotar ni manipular las lesiones.
Los geles de limpieza específicos para piel acnéica, están diseñados para limpiar en profundidad y controlar el exceso de grasa. Pero si utilizas sólo estos productos, tu piel puede quedar desprotegida provocando un aumento en la producción de grasa por efecto rebote. Es decir, la piel como mecanismo de defensa produce más grasa para protegerse. Por eso, para completar la higiene debes usar un tratamiento hidratante específico en función de tu tipo de acné.
Además, en muchos casos de acné más severos, es necesario utilizar productos derivados del ácido retinoico tópicos u orales (siempre bajo prescripción médica). Dichos tratamientos producen sequedad extrema, y para ello existen productos específicos que hidratan y reparan la piel y los labios.
Maquillaje en la piel acnéica
El acné, sobre todo en la adolescencia, puede causar problemas emocionales y baja autoestima, al verse afectada la estética. Por esta razón, en muchos casos se recurre al maquillaje. Existen sticks con color, que además de tratar los comedones localizados ayudan a ocultar las lesiones.
En general, todas las personas que padecen acné pueden maquillarse, por lo que, si es tu caso, puedes hacerlo sin ningún problema. Para ello, es imprescindible que utilices productos dermocosméticos específicos siguiendo una adecuada rutina de higiene e hidratación antes y después del maquillaje. Un buen consejo es utilizar un tónico astringente después de la limpieza, esto ayudará a cerrar los poros dando un mejor aspecto a tu piel. El maquillaje, tiene que ser de textura ligera y libre de grasa para evitar que se obstruyan los poros y aparezcan espinillas y granos.
Además, tienes que tener especial cuidado al desmaquillarte, asegurándote de que se eliminan todos los restos. Para ello, existen aguas micelares específicas que limpian en profundidad controlando el exceso de grasa.
Tratamiento local de las lesiones por acné
La mayoría de los casos de acné cursan con síntomas leves o moderados. Por lo tanto, llevando a cabo las medidas de higiene e hidratación anteriormente mencionadas es suficiente para mantener controlados los brotes. Sin embargo, pueden aparecer lesiones de manera localizada, las cuales pueden ser tratadas con distintos productos en dependencia de su grado y evolución.
Existen productos tópicos con ácido glicólico o con antibióticos que son ampliamente utilizados en algunos casos, por prescripción del dermatólogo. Dichos productos no pueden adquirirse sin receta, ya que tiene indicaciones concretas, efectos adversos y contraindicaciones, que requieren la indicación y supervisión médica. Por lo tanto, no puedes utilizarlos por tu cuenta.
No obstante, hay productos como el peróxido de benzoilo a distintas concentraciones, que son muy eficaces en el tratamiento de estas lesiones.
También existen tratamientos naturales para reducir la inflamación, como es el caso del aceite de árbol de té en una concentración de al menos 5%.
Si las lesiones están muy extendidas por las distintas zonas del cuerpo o son muy dolorosas, debes consultar a tu dermatólogo.
¿Influye la dieta en la aparición del acné?
Aunque el consumo de alimentos grasos está tradicionalmente relacionado con la aparición del acné, no existe evidencia científica de ello. Sin embargo, es aconsejable que lleves una dieta sana y equilibrada, sin abusar de las grasas, ni de los alimentos procesados o refinados.
Las frutas y verduras, son alimentos en los que abundan muchos antioxidantes, que entre otras funciones ayudan a mantener una piel sana. Este es uno de los motivos por el cual, debes incluirlas de forma habitual en tu alimentación diaria.
También debes tener en cuenta que, el agua juega un papel esencial en el mantenimiento de la hidratación y el buen estado de la piel. Por ello, beber abundante agua te ayudará a que el estado del acné no se agrave.
Del mismo modo, es importante que conozcas que algunos hábitos como el tabaco o el consumo de alcohol pueden afectar de forma negativa su evolución.
¿Cómo evitar que queden marcas en la piel?
Una de nuestras mayores preocupaciones cuando padecemos acné, es el hecho de que queden marcas residuales. Pero esto no siempre ocurre, y si tomas determinadas medidas y precauciones es algo que puedes evitar.
En primer lugar, podemos decir que la medida más eficaz para evitar que queden marcas en la piel, es no manipular las lesiones. Es muy importante que evites apretar, rascar o manipular cualquier tipo de lesión, ya sean granos, espinillas o puntos negros. Esto evitará que se extienda la infección, provocando lesiones más profundas con la consiguiente cicatriz.
En este sentido, la protección solar es otro aspecto fundamental a tener en cuenta, conjuntamente con las medidas de higiene e hidratación con productos específicos. Los efectos del sol y la importancia de la fotoprotección en pieles con acné te los explico más detalladamente a continuación.
Influencia del sol en la piel con acné
La exposición al sol y a las temperaturas cálidas de forma moderada y prudente, puede estimular la circulación y la transpiración. Esto facilita la eliminación del exceso de grasa de la superficie de la piel y a su vez la limpieza de los poros. Por ello, seguramente habrás escuchado decir que el sol mejora el acné.
Sin embargo, una exposición excesiva y sin protección, provoca el efecto contrario, siendo causa de deshidratación y endurecimiento de las células de la superficie dérmica. Como anteriormente hemos visto, una piel deshidratada tiende a producir un exceso de grasa como mecanismo de defensa. Además, el hecho de que la superficie de la piel sea más áspera, dificulta el proceso de eliminación de células muertas. Precisamente, el exceso de grasa y las células muertas, son las principales causas de obstrucción de los poros y la formación de comedones.
Otro efecto negativo de la exposición excesiva al sol o con protección solar inadecuada, es el aumento de la pigmentación:
- Las pieles acnéicas son más propensas a la hiperpigmentación, siendo el efecto del sol la causa fundamental de la aparición de manchas y cicatrices oscuras.
- Los antibióticos y productos derivados del ácido retinoico, ampliamente utilizados en el tratamiento del acné aumentan la sensibilidad al sol.
- El dermatólogo puede prescribir anticonceptivos orales para controlar la producción de grasa o para evitar un embarazo durante el tratamiento oral con ácido retinoico. Estos fármacos también son fotosensibilizantes y su uso está relacionado con la aparición de manchas.
No hay que olvidar que una exposición desprotegida al sol conlleva a otros riesgos, no sólo para las pieles con acné. Dichos riesgos incluyen, alergias solares, quemaduras, envejecimiento prematuro de la piel, entre otros.
Los protectores solares en la piel acnéica
Por todo lo anteriormente expuesto, habrás llegado a la conclusión de que el correcto uso de protector solar es imprescindible en el tratamiento del acné. Su uso no debe limitarse sólo al momento de la exposición al sol de forma directa, al aire libre o en verano. Debes incluir un fotoprotector en tu rutina diaria, incluso en invierno y dentro de la ciudad, fundamentalmente si estás bajo tratamiento con medicamentos fotosensibilizantes.
Existen protectores solares específicos para piel acnéica, son productos libres de grasa y con texturas de geles o emulsiones ligeras y frescas. Dichos productos garantizan una protección solar alta y un adecuado control de la grasa, sin obstruir los poros, evitando así la aparición de comedones.
Acné en la mujer adulta
El acné de la mujer adulta o acné hormonal, es propio de mujeres mayores de 25 años con piel mixta o grasa. También puede aparecer en algunos hombres, aunque es mucho menos frecuente. Es un trastorno de la piel que está condicionado por alteraciones hormonales, maquillajes o productos dermocosméticos inadecuados, estrés, tabaco o algunos medicamentos. Con los cambios hormonales propios del ciclo menstrual suele agravarse y las lesiones aparecen fundamentalmente en la zona que rodea la boca, la barbilla y el cuello.
En general, en estos casos, las recomendaciones para el cuidado de la piel, son las mismas que para el acné en la adolescencia. Sin embargo, hay que tener en cuenta las características de una piel madura, que requiere tratamientos nutritivos y antiedad específicos.
Llevando a cabo todas las medidas y recomendaciones antes citadas, es muy probable que mantengas controlados los brotes y minimices las lesiones. No obstante, es recomendable que consultes al dermatólogo porque es importante descartar patologías como el síndrome del ovario poliquístico.
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